Migrar por trabajo: 1 de cada 4 mujeres de Tumaco se ha ido a trabajar a otra región o país

La llegada de Milena a Cali estuvo atravesada por la decepción. En Tumaco, una ciudad de Nariño donde la gente hace la vida al lado del océano Pacífico, Milena terminó sus estudios como maestra de preescolar y no logró conseguir un trabajo distinto al de empleada doméstica. Tal vez, dice ahora, su falla fue no haber tenido un contacto político que la ubicara laboralmente. Esta decepción le dio el impulso para viajar a Cali, donde tampoco tenía trabajo, pero sí una ilusión mayor.


La incertidumbre continuó. “Me vine a la deriva a buscar un empleo. Los primeros días sufrí muchas necesidades, pero luego una prima me ayudó a encontrar el trabajo donde estoy desde hace dos años, como empleada en una casa de familia”, cuenta. Milena vive en el distrito de Aguablanca. Tiene 35 años y un hijo de 17, a quien intentó tener en Cali, pero las problemáticas del barrio la llevaron a pensar que era mejor mandarlo para Bogotá, donde su hermana, que también trabaja como empleada doméstica.

Según una encuesta del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM), el 26% de las mujeres de Tumaco han migrado a otra región o país a trabajar, lo que equivale a una de cada cuatro. Esta cifra es alta si se tiene en cuenta que el promedio mundial de migración por trabajo ronda el 4%, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De las tumaqueñas que han migrado a trabajar, el 54% tenía hijos menores de edad al momento de viajar, y el 46% los dejó al cuidado de otras mujeres en Tumaco.

En su trabajo como empleada doméstica en Tumaco, Milena ganaba menos de $600.000 mensuales. En Cali, en cambio, recibe un salario mínimo, más las prestaciones sociales. “Sin embargo, también hay desventajas… Me toca pagar arriendo, en mi ciudad no. Pero yo estoy en Cali para buscar un mejor futuro para mi familia y mi hijo, por eso no importa que tenga que trabajar todo el día y no me quede tiempo para nada más”, dice.

Su jornada inicia a las 5:30 a.m., cuando debe salir desde el oriente de Cali hasta el sur, en Pance, donde trabaja. Por la tarde, el regreso a las 5:30 p.m. le puede tomar hasta dos horas. A veces, si le queda tiempo y energía, va a la iglesia por las noches. Su decisión de migrar no es un caso pasado: según la encuesta del OEM, el 70% de las tumaqueñas dicen que aceptaría un trabajo en otra región o país, mientras el 33% ya están en proceso de migrar para trabajar.

Para la docente e investigadora Lina Buchely, directora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, “En Tumaco, las mujeres migran, sobre todo, para trabajar como empleadas del servicio doméstico, niñeras o enfermeras, y dejan a sus hijos con las abuelas o con personas de la tercera edad. El hecho de que tengan que viajar para trabajar cuidando a otros nos habla de relaciones asimétricas entre mujeres y de una alta vulnerabilidad”.

Las discusiones sobre estas relaciones asimétricas de mujeres relacionadas con el cuidado deben abordarse en la Política Pública de Cuidado, cuya comisión interseccional se creó en julio de 2022, durante el gobierno de Iván Duque, con la misión de coordinar dicha política con enfoque de género. Sin embargo, más de un año después no hay avances al respecto.

Milena tiene momentos en los que añora estar de nuevo junto al mar, en su Tumaco. La vida del Pacífico, tan distinta y tan distante, la pone en dualidades que resuelve con pragmatismo: sabe que migró por un trabajo que le permite generar ingresos para ella y para su familia. “Aunque estoy acá en busca de un mejor futuro, en momentos uno termina siendo como esclavo y no le queda tiempo para nada. Me desgasto demasiado limpiando esas casas tan grandes. A veces me dan ganas de irme para mi casa, tal vez estudiar algo distinto…”, comenta.

Según el profesor Luis Eslava, director de la iniciativa Rupturas21: Hacia Nuevas Economías, Sociedades y Legalidades, que trabajó en alianza con el OEM para llevar a cabo la investigación en Tumaco con el patrocinio de tres universidades del Reino Unido, “Colombia necesita una política nacional de cuidado que les permita a las mujeres de Tumaco y del resto del país una soberanía de ingresos para que vivan de manera adecuada, gocen de una dignidad corporal y tengan una infraestructura física e institucional para participar en la toma de decisiones”.

Mañana, Milena madrugará a trabajar y pasarán más de 12 horas antes de que esté de nuevo en casa. Seguirá lejos de su hijo adolescente. Mantendrá la incertidumbre. Estará lejos de su familia, del mar, de Tumaco. Y no dejará de pensar que, quizá, lo mejor sea irse a otro país desde donde pueda mandar más dinero a su casa.

Otros datos de interés, según la encuesta aplicada a 574 mujeres de San Andrés de Tumaco:

  • El 54% de las mujeres en Tumaco tienen un empleo por el cual reciben remuneración. De ellas, el 87% gana menos de un salario mínimo.
  • El 34% de las mujeres no tienen tiempo para actividades de ocio o autocuidado.
  • Siete de cada diez mujeres en Tumaco se consideran pobres.
  • El 38% de las tumaqueñas viven con niños o niñas menores de cinco años, lo que repercute en las cargas de cuidado que deben asumir.

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